Voces, murmullos, ecos de nuestra tierra: Pedro Páramo de Juan Rulfo Por: Pablo A. Curiel M.
Leer a Juan Rulfo es adentrarse a un México desconocido mágico, misterioso. Un México que no existe. Y, como dice uno de sus personajes: “quien sabe si alguna vez existió.” Juan Preciado va a Cómala en busca de su padre, una promesa que le hizo a su madre antes de morir. El viaje a ese lugar, rodeado de fantasmas, que se hacen realidad por un instante, ante los ojos de este viajero; se convertirán ante sus ojos: en un tormento. Las voces, los ruidos, los murmullos, los ecos de todo un pueblo. Abundio Martínez otro de los hijos de Pedro Páramo, es quien conduce a Juan Preciado, hacia un camino sin retorno. Un camino que solo encontrara con un final posible, hacia el sueño eterno. Damiana Cisneros la eterna nodriza del rancho de La Media Luna y amante “secreta y cómplice” de Don Pedro, será quien le prepare ese camino final a Juan Preciado. Los remordimientos del padre Rentería ante las injusticias cometidas por Pedro, hace que su alma sobre la tierra no tenga ese sosiego para su conciencia. Los personajes rulfianos estos que este hizo posible, solo se suceden en esa memoria antigua, en la manera como se fue dando su construcción gramatical,por medio de este autor. La influencia y afición de Rulfo por los autores nórdicos y, como el mismo afirma: "Lo único que quise fue escribir una novela, que nadie ha escrito. La tengo en mi cabeza y, nada más le di forma en el papel. Nada de lo que allí sucede fue real o mentira."
Sería extenso debatir si esta historia es real o
ficción. O si Juan Rulfo tomo de esas historias cuando él era niño, y lo único
que hizo fue llevarlo al papel. Lo cierto es que sus personajes transitan en
ese límite: real-ficción. Humano-etéreo, para hacer de ese movimiento y de los
tiempos de la novela algo que la convirtiera al mismo tiempo de que se suceden
los hechos contados en una vorágine de imágenes; de voces que se hacen
conocidos por lo familiar que nos resulta a nuestros días.
En esta novela no hay un personaje que alcance el
perdón, el descanso eterno, la tranquilidad, el dulce sueño. Porque todos son
culpables por permitirlo el pecado de la carne. Hasta el señor de la Media
Luna, será culpable por haber abusado de ese poder heredado por su padre.
Fulgor Sedano fiel trabajador del padre de Pedro, cuestionara en silencio, las
injusticias del cacique. Y en ese silencio recibirá su castigo, matado por uno
federales por la espalda. Doloritas tampoco tendrá el sosiego. Todos los
personajes están condenados y abandonados a su propia suerte. La infeliz suerte
de haber vivido aquí, en estas tierras. La infeliz suerte de tener estos y no
otros gobernantes y: permitir como ciudadanos estas injusticias cometidas por
los gobernantes hacen de esta novela actual. Con una sola diferencia. Juan
Rulfo creo las atmósferas para esta historia. Busco los estilos gramaticales
para la misma. Imagino paisajes posibles en su imaginación. Diseño esos
personajes y el desplazamiento de los mismos como un puente entre eso que nos
cuenta y, lo que nosotros como lectores debemos interpretar. Porque en esta
historia no hay una posibilidad de nada. Son los personajes tiranizados por el
cacique.
"Este pueblo está lleno de ecos. Tal parece
que estuvieran encerrados debajo de las piedras. Cuando caminas sienten que te
están pisando los pasos. Oyes crujidos, risas. Unas risas ya muy cansadas de
reír." Este pueblo está lleno de tierra. Como el mismo autor la
nombra de diferentes maneras. De esas mismas maneras debemos ver que el autor
de esta novela, fue no solo un escritor de una historia extraordinaria, jamás
contada y escrita.
"Ruidos. Voces. Rumores. Canciones lejanas:
Mi novia me dio un pañuelo con orillas de llorar...
En falsete. Como si fueran mujeres las que cantaran..."
Juan Rulfo (fragmento de Pedro Páramo)
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