A: Carlos Fuentes. Por: Pablo A. Curiel Moreno

 

"Increíble el primer animal que soñó con otro animal. Monstruoso el primer vertebrado que logró incorporarse sobre dos pies y así esparció el terror entre las bestias normales que aún se arrastraban, con alegre y natural cercanía, por el fango creador. Asombrosos el primer telefonazo, el primer hervor, la primera canción y el primer taparrabos. Hacia las cuatro de la mañana de un catorce de julio, Polo Febo, dormido en su alta bohardilla de puerta y ventanas abiertas, soñó lo anterior y se disponía a contestarse a sí mismo.”  

Carlos Fuentes, Terra nostra (fragmento).

Carlos Fuentes Macías (Panamá, 11 de noviembre de 1928 - † México, D. F., 15 de mayo de 2012). Hijo de padres diplomáticos, Carlos Fuentes, el más prominente de los narradores mexicanos modernos nació en Panamá, el 11 de noviembre de 1928. Estudió en Suiza y Estados Unidos. Luego vivió por diferentes periodos en Quito, Montevideo, Río de Janeiro, Washington, Santiago y Buenos Aires. En su adolescencia regresó a México, donde radicó hasta 1965. El tiempo que pasó en su país marcó definitivamente su obra, inmersa en el debate intelectual sobre la filosofía de: “lo mexicano”. “Los días enmascarados”, se publicó en 1954. Al año siguiente funda junto con Emmanuel Carballo y Octavio Paz: La Revista Mexicana de Literatura:

La proyección internacional que alcanzo con sus novelas: “La región más transparente” 1959: un dinámico fresco sobre el México de la época que integra en un flujo de voces los pensamientos, anhelos y vicios de diversas capas sociales. Y, “La muerte de Artemio Cruz” 1962: Sus páginas detienen por un instante, con una prosa compleja de identidades fragmentadas, el flujo de conciencia de un viejo militar de la Revolución de 1910 que se encuentra a punto de morir, e indagan en el sentido de la condición humana. Estas obras lo llevaron a ser una figura central del “boom” de la novela latinoamericana. Su compromiso político y social ha sido una constante en su veta creativa: “Lo que un escritor puede hacer políticamente, debe hacerlo también como ciudadano. En un país como el nuestro el escritor, el intelectual, no puede ser ajeno a la lucha por la transformación política, que en última instancia, supone también una transformación cultural”, afirmo Carlos Fuentes; en un ensayo para la revista Tiempo Mexicano:

Figura dominante en el panorama nacional del siglo XX, por su cuidadosa exploración de México y lo mexicano, a través de una obra extensa y que usa un lenguaje audaz y novedoso capaz de incorporar neologismos, crudezas coloquiales y palabras extranjeras, su propuesta se sumerge en el inconsciente personal y en el colectivo, y traslada con vigor a las letras mexicanas los mejores recursos de las vanguardias europeas:

A lo largo de su trayectoria literaria, Carlos Fuentes ha ido diseñando su obra en una bibliografía, titulada: “La edad del tiempo”. Este catalogo compuesto por veintiocho capítulos son:

I.- Catalina Grau, 2011.

II.- Adán en Edén, 2010.

III.- La voluntad y la fortuna, 2008.

IV.- El mal del tiempo: (Aura, 1962), Cumpleaños, 1969, Una familia lejana 1980, Constancia y otras novelas para vírgenes, 1990, Instinto de Inez, 2001 y La hueste inquieta, no terminada.

V.- Tiempo de fundaciones: (Terra Nostra, 1975, El naranjo o los círculos del tiempo, 1992).

VI.- El tiempo romántico: (La campaña, 1990, La novia muerta, no terminada, El baile del centenario, no terminada).

VII.- El tiempo revolucionario: (Gringo viejo, 1985, Emiliano en Chinameca, no terminada).

VIII.- La región más transparente, 1958.

IX.- La muerte de Artemio Cruz, 1962.

X.- Los años de Laura Díaz, 1999.

XI.- Dos educaciones: (Las buenas conciencias, 1959 y Zona sagrada, 1967).

XII.- Los días enmascarados: (Los días enmascarados, 1954, Cantar de ciegos, 1964, Agua quemada, 1981 y La frontera de cristal; 1995).

XIII.- El tiempo político: (La cabeza de la hidra, 1978, La silla del águila, 2003 y El camino de Texas, no terminada).

XIV.- Cambio de piel, 1967.

XV.- Cristóbal Nonato, 1987.

XVI.- Crónicas de nuestro tiempo: (Diana o la cazadora solitaria, 1994, Aquiles, o el guerrillero y el asesino, no terminada y Prometeo, o el precio de la libertad, No terminada).

XVII.- Ensayos en el tiempo: (La nueva novela hispanoamericana, 1969, Casa con dos puertas, 1970, Tiempo mexicano, 1971, Nuevo tiempo mexicano, 1995, Valiente mundo nuevo, 1990, El espejo enterrado, 1992, Geografía de la novela, 1993, Retratos en el tiempo, con su hijo, Los cinco soles de México, 2000, En esto creo, 2002 y La gran novela latinoamericana, 2011).

XVIII.- Otros: teatros, guiones…: (Todos los gatos son pardos, 1970, El tuerto es rey, 1970, Los reinos originarios, 1971, Orquídeas a la luz de la luna, 1982, Ceremonias del alba, 1990.):

Guion cinematográfico: Las dos Elenas, 1964. El gallo de oro, en colaboración con Gabriel García Márquez, en 1994. Un alma pura, 1964. Los caifanes, en colaboración con Juan Ibáñez, 1965, sobre eso quiero hacer un apunte, el crédito de libreto cinematográfico aparecen los dos, pero el resultado final en la pantalla, puedo ver tintes del escritor no del director. Pedro Páramo, con Manuel Barbachano Ponce y Carlos Velo, 1970. Las cautivas, 1971. ¿No oyes ladrar los perros?, 1974, libreto cinematográfico:

Desde hace cuatro décadas, Carlos Fuentes: lo mismo vive durante algunas temporadas en París que enseña en Princeton, Harvard, Columbia y Cambridge. Su intensa vida académica se resume en los títulos de Catedrático en las Universidades de Harvard (USA) y Cambridge (Inglaterra), así coma una larga lista de sus doctorados honoris causa (por las Universidades de Harvard, Cambridge, Warwick, Essex, Miami, Chicago...)

Algunos de los premios y reconocimientos que ha recibido el escritor mexicano son: Premio Biblioteca Breve, el Premio Nacional de Literatura de México (México), el Premio Rómulo Gallegos, el Premio Alfonso Reyes, el Premio Miguel de Cervantes, el Premio Menéndez Pelayo en 1992, la Legión de Honor francesa en 1992, el Premio Príncipe de Asturias de las Letras 1994, el I Premio a la Latinidad, concedido por las Academias francesa y brasileña de la Lengua, 1999, la Medalla de Honor Belisario Domínguez (que concede el Congreso de su país). Colaboraba en las más importante revistas y publicaciones literarias de América Latina, Estados Unidos y Europa.

En su última colaboración al diario Reforma (el día de su muerte), enumero alguno de los desafíos que enfrentará el socialista Francois Hollande, como nuevo presidente de Francia. Y añadió: “Me preocupa e impacienta que los grandes temas estén fuera, del debate de los candidatos a la presidencia de México, dedicados a encontrarse defectos unos a otros y dejar de lado la agenda del porvenir”, concluyo el autor.

Hoy México despertó huérfano, pues uno de sus hijos más sobresalientes, se nos ha adelantado en el viaje: Carlos Fuentes, nos dejo un vasta obra, para hacer de este país desorientado, un mundo más esperanzador y nuevo, para todos.

Es el escritor que hizo muchas reflexiones sobre nuestro México. Sobre este país que se nos está cayendo a pedazos, como el vaticinaba en sus textos, entrevistas y ensayos. El escritor que leía a otros autores no importando que fueran de otros países y que incluso los traía para iniciar sus carreras de escritores. Me atrevo a decir que fue porque el llamado Boom Latinoamericano, se los debemos todos amigos lectores a Carlos Fuentes. Muchos escritores de esa corriente literaria: García Márquez, Cortázar, Roa Bastos, Vallejo, Carpentier, Vargas Llosa, se atreverían a dar ese discurso fuentesiano sí, pues no tenían todavía esa manera tan directa de hablar sobre el mal latinoamericano, hablo sobre política. Ese fenómeno que al llegar aquí, señores aprenderían de Carlos Fuentes.

Pero las influencias que este escritor viajante no solo de las palabras, sino a otros países y sus alcances a todas las artes en aquellos ecos distantes lugares y su no solo su manera tan elegante de relacionarse con personalidades, de esas su pasiones las artes, fueron la palabra, no quizá, fueron certera mente: maestra para decirla en sus libros. Su conocimiento en el cine que su entrañable amigo: Luis Buñuel le fue enseñando fue ese espejo enterrado y que él a través del cine desenterraría, la influyente más intimista con el escritor en ese quehacer en el difícil y privado oficio del escribano, fue gracias al director y estos dos lo asumieron en su respectivos discursos tan directamente que no hubo tregua y el espectador nos sentimos salvados, en la pantalla grande y en letras.

Gracias…







 

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